¿Es la lengua un asunto de los hablantes o de los académicos?

06/09/2016 | Mar Abad (Yorokobu, España)

Desde hace siglos muchos piensan que unos sabios tienen que poner orden en la lengua para que la población hable con propiedad. Hoy esa idea ha saltado por los aires.

El catedrático rajó al difunto. Buscaba en sus entresijos los mismos órganos y la misma disposición que Galeno de Pérgamo había descrito en sus libros. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando halló que las tripas del muerto no coincidían con el inventario que había dejado escrito el médico anatómico en el siglo II.

—Se equivoca el cadáver, que no Galeno —dijo el profesor, y continuó escarbando en el fiambre.

En aquellos bancos de la Universidad de París, escuchaba un joven llamado Andrea Vesalio (1514-1564). Tomaba apuntes de la lectura que hacía el profesor de las obras de Galeno y, a veces, veía algún riñón. Un barbero pasaba por la bancada para mostrar las vísceras de un animal muerto y dos veces al año, cuando el frío ahuyentaba el olor a podrido, exhibía también los órganos humanos de algún criminal ajusticiado.

Así era el estudio de anatomía en la Edad Media. Los académicos creían más en los dictados de las fuentes clásicas que en sus propios ojos. Pero Vesalio, que desde pequeño diseccionaba ratas y topos, no estaba satisfecho. Una noche salió a escondidas a cometer un delito espantoso castigado sin piedad. Fue hacia el Cementerio de los Inocentes, escoltado por la oscuridad, y recogió cadáveres y huesos que encontró entre las tumbas para estudiar la profundidades humanas más recónditas.

Vesalio descubrió que Galeno sólo había estudiado los cuerpos inertes de cerdos, ovejas y bueyes. El médico de los gladiadores no pudo trabajar con cadáveres humanos porque durante el Imperio Romano estaba prohibido. Entonces, impregnado del espíritu del Renacimiento, escribió:

«No reconozco otra autoridad que mis propios ojos. Debo tener la libertad de comparar los escritos de Galeno con los hechos observados en la estructura del cuerpo».

Esta diferencia entre el catedrático y Vesalio no se zanjó en la Edad Media. En el estudio del lenguaje perdura hasta hoy. La lingüista Elena Álvarez Mellado cuenta esta historia en el libro Anatomía de la lengua, de la editorial Vox, para mostrar los dos modos en que los filólogos actuales abordan el habla.

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