3/7/2020 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
La buena lectura es un buen método, pero no el único, para aprender nuevas palabras. También es divertido y productivo dejarse atrapar por sus redes. Las palabras nunca están aisladas. Se entrelazan por su origen, por su historia , por su significado, por su función, por su gramática, por su ortografía… Tejen y entretejen relaciones que nos llevan de unas a otras. La semana pasada fuimos recorriendo las que se mueven por el tablero de ajedrez. Algunas se mantienen ahí; otras han desbordado los límites del juego para adquirir acepciones aplicadas a la vida diaria.
Ya sabemos que cada una de las casillas del damero se denomina escaque. ¿Qué hay más cotidiano que tratar de eludir nuestra participación en una tarea o en un compromiso compartido? Si nos queremos referir a ello coloquialmente, tenemos el precioso verbo escaquearse: Cada vez que hay que limpiar el patio se escaquea; No te escaquees y aporta en el serrucho.
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