25/9/2020 | Juan Pablo Meneses (Fundéu Argentina)
Las mejores palabras nuevas son aquellas palabras viejas que toman un nuevo significado. Una suerte de reciclaje lingüístico, que les permite volver a nacer antes de convertirse en chatarra de diccionario. Cada nueva acepción como una nueva vida.
Hasta el 2020, la palabra portátil no tenía una connotación espiritual ni religiosa. Viene del latín portātum, que se descuelga de portāre, que significa ‘llevar, portar’. Claro que quienes la hicieron popular fueron las primeras radios y televisores portátiles de los años 60 y 70. No solo se masificaba una palabra, sino también el concepto del transportar tecnología fácilmente.
Rápidamente, la escritura también se tomó esta palabra que sonaba moderna. El novelista venezolano Adriano González León ganó el Premio Biblioteca Breve de 1968 ―en los mejor años del boom y del Biblioteca Breve― con la novela País portátil. En 1985 Enrique Vila-Matas retoma la palabra y publica su Historia abreviada de la literatura portátil. En 2009, inspirados por el libro de Vila-Matas, se funda en Buenos Aires la Escuela de Periodismo Portátil. Y casi al final, en 2018, Random House clava su bandera con la colección Poesía Portátil.
Más en fundeu.fiile.org.ar