4/10/2025 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Alcanzamos hoy el ecuador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo.
La lectura es un acto íntimo, para el que buscamos –cuando es posible en este escandaloso mundo nuestro– el silencio; además, los lectores disfrutamos de hablar de libros y de que nos hablen de ellos. Y no hay mejor ocasión que una feria del libro.
Lectores de todos los tiempos han confesado su pasión –a veces desmedida– por los libros. Vladimir Nabokov se escandalizaba, en su extraordinaria y extravagante novela Pálido fuego, de que los seres humanos hubieran perdido la capacidad de asombro ante el prodigio de la escritura.
Nos hemos acostumbrado al «milagro de unos pocos signos escritos capaces de contener […] nuevos mundos»; y lo hemos hecho porque tenemos la inmensa suerte de haber nacido en una sociedad que nos ha permitido, mal que bien, aprender a leer.
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