Han renacido los puntos suspensivos. Uno se los encuentra dando saltos por el móvil, la tableta, el ordenador; alegres y dicharacheros.
Su papel antes anodino y ocasional en novelas, ensayos, cartas, prospectos, carteles, anuncios, noticias o reportajes se ha convertido ya en imprescindible para muchas personas. En efecto, los textos que van y vienen por correo electrónico, SMS, WhatsApp y otros sistemas digitales muestran cada vez más esos tres redondeles minúsculos de sugerente significado.
Las gramáticas y las ortografías suelen señalar que este signo triple se usa con la idea de dejar una oración inacabada, y generalmente con intención de expresar desconocimiento, duda o temor. También para sugerir cierta intriga o expectación ante lo que se va a escribir de inmediato. (“Y el ganador es… La La Land”). Y además sirven para marcar que se ha omitido algo en el discurso, función que suelen cumplir a disgusto porque de pronto se ven enjaulados entre paréntesis: (…).
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