7/5/2021 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Cuando acabamos de celebrar el Día Internacional del Libro no podemos olvidar que nos ha tocado vivir un tiempo muy especial. Un tiempo que, como escribe Michèle Petit en El arte de la lectura en tiempos de crisis, nos ha puesto a flor de piel todas las angustias. Muchos nos hemos refugiado, más aún si cabe, en la literatura, en esos libros que nos ayudan a enlazar nuestra historia y a darle sentido a través de las historias de otros. La literatura nos ayuda a repensar lo que se nos hace incomprensible, nos ayuda a apoyarnos en los que ya no están, nos brinda la posibilidad de ser un paso más en el camino, un camino que viene de lejos y al que, por suerte, no le vemos el final. Decía Emily Dickinson que «para viajar lejos no hay mejor nave que un libro».
Cuando sentimos que la realidad nos obliga a abrir los ojos a la fugacidad y a la fragilidad de la vida, nos hacemos conscientes del tiempo.
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