23/10/2020 | Álex Herrero (El Blog de la FundéuRAE)
Los hábitos de consumo y nuestra realidad han cambiado, y, por supuesto, también la lengua.
Atrás quedaron los años de sentarse frente a la mesa de los restaurantes, como única opción para evitar cocinar; las antiguas abacerías, los colmados, los ultramarinos y los tendejones han dado paso a los gigantescos centros comerciales, a los grandes distribuidores y a las compras a golpe de clic. Es patente que la realidad ha cambiado —como tantas veces lo ha hecho y lo seguirá haciendo—, y con ella también el lenguaje. La globalización, el imperio de internet, ha creado nuevos ritos, nuevas costumbres, y una cosa queda clara: en esta nueva realidad hay dos por uno en anglicismos.
Más en fundeu.es/blog