|Escriben en mayúscula Junta Directiva, como si alguien se llamara ‘María Directiva Gómez’.
10/3/2017 | Jairo Valderrama (El Tiempo, Colombia)
En el dinamismo social, la actitud de “atención, respeto o afecto que le tiene alguien a otra persona” (DLAE) facilita la convivencia. Eso es cortesía. Las relaciones, por supuesto, se enriquecen con la comunicación, y esta con las palabras, que son los recursos más frecuentes en este proceso. Pero, determinar la diferencia entre la cortesía y el oportunismo exige mucho tacto.
El asunto que trataremos, entonces, es cómo se aplica aquí el uso del lenguaje. En esa intención de dirigirse con deferencia a cada persona, a veces es apenas la intuición, por ejemplo, la que lleva a acudir a ciertos apelativos: “Buenos días, doctor” (interpelando a alguien solo por usar corbata), “mi general, ¿cómo está?” (sobrando el posesivo “mi”), “disculpe, coronel, ¿sabe dónde está el paradero?” (al vigilante de la ferretería cercana). Casos parecidos son más frecuentes de lo que se cree.
Surgen muchas preguntas acerca de este tratamiento: ¿es cortesía?, ¿temor?, ¿desconocimiento?, ¿sumisión?, ¿hipocresía?, ¿conductas masificadas?, ¿sentido del humor?, ¿irrespeto?, ¿ironía? Las respuestas exigirían, claro, una investigación detallada, soportada en unas muestras calculadas; pero sí se advierte en gran medida que cada expresión de esa clase ha dejado de ser espontánea, y parece más un acto reflejo y prefabricado.
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