17/3/2017 | Federico Henríquez Gratereaux (Academia Dominicana de la Lengua, República Dominicana)
| Antes que ninguna otra cosa, debo dar las gracias a los miembros del jurado que decidió concederme este año el Premio Nacional de Literatura; y especialmente, a la Fundación Corripio y al Ministerio de Cultura que lo otorgan, institucionalmente, desde hace 27 años. Debido a la generosidad de esas personas e instituciones me encuentro aquí, en este podio, dirigiéndoles la palabra a todos ustedes.
A mis queridos nietos suelo decirles: soy un viejo extremadamente viejo, pues nací en los comienzos de la Era de Trujillo. Fue esa una época dura para mucha gente, especialmente para aquellos que deseaban expresarse artísticamente o intentaban entender el desarrollo de nuestra sociedad. Mi primer libro estuvo dedicado a estudiar “mi sociedad”, la sociedad dominicana: Notas para una teoría de la sociedad dominicana se publicó con el título de: Un ciclón en una botella. Lo cual quiere decir, unos problemas demasiado grandes para meterlos dentro de las páginas de un breve libro. Me preguntaba: ¿por qué hemos tenido a Santana, Báez, Lilís y Trujillo? ¿Qué rasgos caracterizan a los dominicanos?
Aunque fue el primero en ser escrito, apareció después de La feria de las ideas. En este segundo libro, el tema central fue el pensamiento y la poesía en lengua española. Me interesaban los pensadores españoles que no escribieron sus obras en latín, como Unamuno, Ortega, Julián Marías. Yo pretendía llegar a ser escritor en lengua española. Para eso necesitaba conocer los filósofos, novelistas y poetas más importantes de nuestro idioma. Primero, la sociedad en que nací; segundo, la lengua que hablo y en la que fui educado.
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Luego de esos dos pasos de mi trabajo de escritor, tuve la suerte de conocer diversos países de América del Sur; países en proceso de organización política e institucional, en algunos aspectos parecidos a la República Dominicana. Entonces escribí Empollar huevos históricos, libro que contiene: “Ensayar un ensayo sobre el ensayo» -mi visión personal del ensayo-, y otro ensayo, que presta su nombre al libro entero.
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