26/2/2021 | Tobías Rodríguez Molina (Academia Dominicana de la Lengua)
Las variantes de los pronombres personales me, te, se, nos, os, le, la, lo, les, las, los, llamadas átonas porque se pronuncian sin acento, apoyándose en palabras adyacentes con acento, ofrecen un gran interés sintáctico. Esas variantes pueden aparecer enclíticas (pospuestas) o proclíticas (antepuestas) a dichas palabras, dependiendo del contexto en que aparecen. Aclaremos un poco más. Las variantes enclíticas van pegadas a las palabras al final de ellas, se podría decir a la derecha de ellas, y se pronuncian sin acento como si formaran parte de la palabra a la que van unidas. Ejemplos: dámelo, cómprale, búscaselo.
Las variantes proclíticas son las que van colocadas delante de la palabra, pero sin ir pegadas a ellas aunque se pronuncian sin acento apoyadas en las palabras como si formaran parte de ellas. Ejemplos: se fue, se le dijo, se devolvió.
La posición enclítica o proclítica de los pronombres átonos se regula de la siguiente manera: en el imperativo, el infinitivo y el gerundio el pronombre es necesariamente enclítico. Ejemplos: dime, llevarlo, rogándole.
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