1/11/2024 | Roberto E. Guzmán (Acento, República Dominicana)
Es natural que el ser humano se ocupe más de sanar de las enfermedades que de averiguar el origen del nombre de estas. Dependiendo del carácter de la persona ella averiguará cómo adquirió la enfermedad, qué debe hacer para mejorarse y claro, acudir a un profesional para que lo ayude en todo el proceso.
En este escrito el interés se centrará en el aspecto etimológico, de la misma manera que se ha hecho en otras intervenciones anteriores. Naturalmente se ha elegido una enfermedad que permite hacer esta tarea hasta cierto punto divertida, e interesante. Además, se seleccionó una dolencia que permite hacer lo mismo en otro campo del léxico relacionado con la medicina.
Es acertado que uno se pregunte cómo es eso de que se hable de cálculos en los riñones o en la vejiga o de piedras en estos. Es mucha la distancia entre cálculo y piedra. ¡Cómo rayos llegan hasta ahí! Algo debe de estar mal en estas denominaciones. Pues bien, ni lo uno ni lo otro. Los dos nombres, cálculo, piedra, son valederos para estos residuos que permanecen en órganos y se manifiestan produciendo dolores terribles.
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