20/11/2021 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
No se confundan: el objetivo primero de la escritura no es escribir bien. El objetivo de la escritura es propiciar que el lector entienda lo que el que escribe quiere decir. Por eso, nunca están de más los signos de puntuación que, con su versatilidad, nos ofrecen un sinfín de posibilidades para expresar con claridad las relaciones que se establecen entre nuestras frases.
Los dos puntos son un buen ejemplo; como protagonistas de un melodrama ortográfico, casi siempre menospreciados, están dispuestos a destaparse y a demostrarnos su valía. ¿Qué haríamos sin ellos cuando necesitamos introducir literalmente en nuestro texto palabras o pensamientos? Es lo que conocemos como discurso directo. Se sirve principalmente de los dos puntos como signo de puntuación y, en general, de un verbo de lengua o de pensamiento.
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