8/11/2024 | David Fernández Vítores (Jot Down)
Desde que en 2022 se celebrara a bombo y platillo el quinto centenario de la muerte del autor de la primera gramática de la lengua castellana, ya no hay discurso institucional que se precie que no vaya acompañado de su particular toque Nebrija. Su famosa frase «la lengua es compañera del imperio» se ha convertido en un mantra omnipresente en todos esos foros que han brotado últimamente como hongos para subirse al carro del español y diseccionar el estado de nuestro querido idioma. Desde el Observatorio Global del Español hasta el Observatorio Nebrija, pasando por la Oficina del Español en Madrid o el Valle de la Lengua en La Rioja (sí, también existe), parece que observamos tanto el español que a veces da la sensación de que estamos intentando extraer recursos de un pozo ya agotado. La pregunta es inevitable: ¿de verdad necesitamos tantos centros para observar lo mismo? Probablemente no, sobre todo si consideramos que los expertos que trabajan para ellos suelen ser siempre los mismos y que ya hay instituciones con solera, como el Instituto Cervantes o la RAE, dedicadas desde hace tiempo a esta labor.
Supone, en cualquier caso, una duplicación de esfuerzos que bien podrían destinarse a mejorar algunos de los indicadores que hoy menoscaban el estatus internacional del español. Al fin y al cabo, Nebrija sigue estando de rabiosa actualidad y la importancia de una lengua guarda todavía una relación directa con el poder económico, político, tecnológico y militar de los países que la hablan. Desgraciadamente, esto no es una buena noticia para el español. Pero pasemos revista a algunos de los ámbitos más relevantes en los que esta lengua intenta abrirse camino para ver cuál es su situación real.
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