20/12/2019 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Las palabras indígenas americanas adoptadas por la lengua española representan un gran patrimonio léxico. Nos hablan de historia y de tiempo y nos ayudan a nombrar la realidad americana. La naturaleza antillana, su descripción y su aprovechamiento hicieron necesaria la adopción de las palabras que la designaban. El español adoptó el término caribe sabana para referirse a las amplias llanuras poco arboladas; se sirvió del tainismo manigua para designar el terreno poblado de espesos arbustos tropicales; necesitó del arahuaco cayo para nombrar las islas arenosas del mar de las Antillas; y del taíno conuco para describir las plantaciones agrícolas. Y con los nombres de los entornos naturales llegaron también los nombres de los protagonistas de la fauna.
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