1/3/2019 | David Gallego (El blog de la Fundéu, España)
Ya es habitual señalar que los anglicismos nos invaden a lo bestia. La última moda, con cuna en las redes sociales, nos hace vulnerables a los espectros: ¡pónganse todos a salvo!, ¡el «ghosting» nos acecha!
Lo genial de utilizar este extranjerismo es que preguntas su significado y la mayoría de los hablantes se quedan como sábanas de fantasma sometidas al poder de Vanish Oxi Action: en blanco. Y de eso justo se trata: ¿para qué recurrir a giros en español pudiendo adoptar términos foráneos que generan incomprensión? ¡Acojamos en nuestro seno ghosting y el asimismo imprescindible ghostear!
Otros usuarios del idioma, todo hay que decirlo, demuestran erudición y aclaran que ghosting hace referencia al hecho de romper una relación, especialmente sentimental, cortando toda comunicación con la persona a la que se abandona. Y nada de poco a poco, para ir dando pistas del distanciamiento, sino de forma súbita y sin explicaciones, porque sí. Un día te da un aire y, total, ¿para qué tener una conversación cara a cara con alguien por quien se supone que has sentido afecto? Mucho mejor dejar de contestar sus llamadas, sus wasaps y sus mensajes, y que el otro arree con el desconcierto. No me negaréis que, aparte de cobardón, resulta un tanto esquizo.
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