11/9/2020 | Jaime Rubio Hancock, Verne (El País, España)
Una batalla tuitera comparable a la de la tortilla (¿con cebolla o sin cebolla?) es la de la ortografía. Cuando sale el tema en redes, el debate pasa por preguntarnos si las normas están o no desfasadas, si son o no una pieza fundamental de nuestra forma de expresarnos o incluso si no son más que una muestra de clasismo.
Lo cierto es que muchas normas ortográficas nos parecen más o menos convencionales y arbitrarias cuando las aprendemos en la escuela. ¿Por qué “camión” lleva tilde, pero “motor” no? ¿Para qué sirve la h de hormiga? ¿Por qué beber va con b y mover va con v? ¿No se entiende y suena igual si escribo “cojer” en lugar de “coger”?
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