2/10/2018 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Con un puñado de sonidos se construyen infinidad de palabras con las que tenemos que expresar lo divino y lo humano. No es raro que algunas palabras solo se diferencien entre sí por un par de sonidos, o de letras, si las escribimos. Cuidado, el que la diferencia sea mínima en el sonido o en la grafía no significa que lo sea también en el significado. Una de estas parejas cercanas nos puede servir de ejemplo para tomar conciencia de su existencia y prestar atención cuando las necesitemos.
Los verbos calificar y clasificar son tan cercanos en su expresión que solemos confundirlos. Una ele y una ese son las responsables de la diferencia fonética y gráfica; pero, en lo tocante al significado, es otro cantar. Entre las acepciones de calificar el DLE registra dos que usamos con cierta frecuencia; ‘expresar o declarar un juicio sobre una persona o una cosa’ (Calificó el proyecto de inviable) y ‘juzgar el grado de suficiencia o insuficiencia de los conocimientos de alguien que se examina’ (Calificó a los aspirantes según el baremo establecido).
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