7/12/2018 | Javier Bezos (El blog de la Fundéu, España)
Estas reglas nos las han enseñado en la escuela, las hemos aprendido en algún libro o, incluso, se basan en nuestras propias conclusiones, pero el problema de toda simplificación es que muchas veces se nos pierde algo en el camino. Como consecuencia, acabamos tomando como ciertas indicaciones que en realidad no son del todo correctas, dejan de lado situaciones especiales o se extienden a casos a los que no son realmente aplicables.
Como ejemplo de regla manifiestamente incorrecta tenemos la que se expone a menudo en las escuelas de un país tan leísta como España: se nos dice que el complemento indirecto se encuentra preguntando «¿a quién?», pero en realidad no es así. Una cosa puede ser complemento indirecto («Le dio un golpe a la mesa») y una persona puede ser complemento directo («La llevó en auto a su casa», que es complemento directo aunque responde a «¿a quién?»). A decir verdad, con esta falsa regla no es extrañar que buena parte de los españoles sigan siendo marcadamente leístas.
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