4/10/2024 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Hace unas semanas pusimos los puntos sobre las íes. O, al menos, nos entretuvimos analizando la historia de esta expresión tan peculiar basada en la tradición ortográfica de nuestra letra i. Descubrimos que los hablantes crean expresiones que juegan con la propia lengua aplicando conceptos relacionados con ella a los ámbitos más diversos.
No sabemos quién las dijo por primera vez ni por qué; a veces tampoco sabemos explicar la motivación original de su significado. Lo cierto es que el tiempo las ha ido fijando y que hoy funcionan para nosotros como cualquier otra palabra, hasta el punto de estar incluidas en el diccionario.
Por ejemplo, no he encontrado una explicación convincente para la expresión por x o por y, o para su hermana gemela por h o por b. No sabemos por qué se han elegido estos pares de letras y no otros.
Las usamos, en distintas variedades geográficas del español, para referirnos a algo que sucede o se hace por una u otra razón. Tampoco sabemos por qué en unos sitios el par lo forman la x y la y mientas que en otros son la h y la b.
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