11/9/2020 | Tobías Rodríguez Molina (Academia Dominicana de la Lengua)
Se cuentan por miles (se dice que son 4000) las palabras del castellano que tienen origen árabe, muchas de las cuales empleamos diariamente, como son aceite, almohada, baño, limón, naranja, quintal.
Una de las palabras que proceden de esa lengua y que usamos con frecuencia es “ojalá”. Esta tiene matiz religioso y significa, por los elementos constituyentes que la forman, “Si Dios quisiera” o “Quiera Dios”. En el uso español expresa un deseo del que habla hacia aquel con quien intercambiamos, nos comunicamos o en quien pensamos.
Así, cuando decimos “Ojalá que te vaya bien en tu viaje”, expresamos “Queremos que te vaya bien en tu viaje”. Pero por la implicación religiosa que tiene “ojalá”, como lo acabamos de decir, por su origen árabe, implícitamente queremos significar “Quiera Dios” o “Nos gustaría que Dios quisiera” que te vaya bien en tu viaje.
Pasando al plano sintáctico, que es lo que quiero exponer esta vez, diremos que la oración “Ojalá que te vaya bien en tu viaje”, está constituida por una oración compuesta de dos proposiciones, una que es la principal, y la otra que es una subordinada adjetiva con función de objeto directo. La principal es “Ojalá”=Queremos=Quiera Dios=Nos gustaría que Dios quisiera; y la subordinada de objeto directo “que te vaya bien en tu viaje.” Esta última, la subordinada, en buen castellano, irá iniciada por “que”. Por esa razón, en toda oración iniciada por “Ojalá” la palabra que le debe seguir es “que”, al igual que como lo hacemos con “Queremos que…”, “Deseamos que…”, “Quiera Dios que…”.
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