Bocata, tocata, firloyo o tontolculo. El humorista dominaba toda una técnica de formación de palabras.
Antonio Fraguas, Forges, construyó un vocabulario propio que millones de españoles han hecho suyo. Y la Academia también. Por ejemplo, hoy en día se puede oír la palabra bocata en cualquier bar, tanto en la voz del cliente como en la del camarero, y después verificar su significado en el Diccionario, porque ahí figura desde 1983.
En esa entrada se aclara que este término se formó mediante un acortamiento de bocadillo y la adición del sufijo jergal –ata, y que equivale en el lenguaje coloquial precisamente a bocadillo (‘pieza de pan abierta’). Esta nueva función como sufijo jergal se la inventó Forges, y quizás se pueda añadir pronto a la lista de las otras cinco posibilidades y significados que el Diccionario reconoce al sufijo -ata para formar palabras nuevas en las que tal partícula se añade a una raíz (como sucede por ejemplo en caminata o perorata; además de otros términos con variación de género: novata, niñato…). Antonio Fraguas aplicó este sufijo más allá de la norma prevista, para ensancharla.
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