8/10/2021 | Domingo Caba Ramos (Diario Libre, República Dominicana)
- Consideraciones sobre el español de América
Al afamado lingüista y mi maestro de siempre: Dr. Celso Benavides – in memoriam –
“Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”. (Pablo Neruda)
El 3 de agosto de 1492, un grupo de expedicionarios españoles, representando a los Reyes Católicos y comandados por Cristóbal Colón ( 1451 – 1506 ), partieron del puerto Palos de Moguer, iniciando así un largo viaje cuyos propósitos originales nada tenían que ver con el descubrimiento, conquista y colonización de un nuevo mundo. La expedición, llevada a cabo en tres naves, llegó a una isla del Mar Caribe llamada Guanahaní, el 12 de octubre de 1492, materializándose de esa manera uno de los acontecimientos de mayor trascendencia en la historia de la humanidad: el descubrimiento de América, considerado por Francisco López de Gómera como “La mayor cosa después de la criación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crio…”.
Pero aparte de ese extraordinario acontecimiento histórico, Colón, sin proponérselo, paralelamente llevó a cabo otra empresa de no menos importancia: expandir el castellano por el Nuevo Mundo descubierto y a la que el destacado investigador cubano José Juan Arom (Cuba, 1910 – 2007) llamaría siglos después “La otra hazaña de Colón”.
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