5/8/2022 | Rafael Peralta Romero (El Nacional, República Dominicana)
No basta con irse al cafetal y recoger las bayas que pare el cafeto, es preciso quitar las cáscaras que envuelven las semillas para que estas sean secadas, despojadas de una película (cascarilla) que las cubre y luego tostadas y molidas. Hecho polvo es como debe llegar a la cocina.
Moler café se ha impuesto sobre majar café, expresión empleada en los hogares humildes con acceso a pequeñas cosechas para consumo. El pilón de majar café tostado -fui testigo de ello- no se usaba para otros fines, aunque el pilón en el que se despulpaba el grano de café fuera el mismo de descascarar arroz.
A nivel industrial, a la tostadura de café se le llama torrefacción, que deriva del latín “torrefacere”, lo cual significa precisamente ‘tostar’. Ese vocablo latino no ha originado verbo en español, por eso la voz torrefacción se define “Tostadura, especialmente la del café”. En este caso, el Diccionario no emplea la introducción “Acción y efecto de…”, como se estila en la definición de sustantivos formados a partir de un verbo y la terminación -ción.
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