7/10/2022 | Aurora Egido (ABC)
Entre los testimonios iconográficos de Nebrija, brilla con particular relieve la ilustración de las ‘Introductiones latinae’ del manuscrito de la Biblioteca Nacional de España VITR/17/1, preciosamente iluminado para el maestre de Alcántara don Juan de Zúñiga. El gramático aparece situado en el centro con un libro abierto, enseñando a un reducido grupo humanístico que no excluyó a las mujeres como sí ocurría en las Universidades.
Su vida colegial, circunscrita a Bolonia, Salamanca y Alcalá, no se entiende sin esa otra vertiente vinculada al mecenazgo. Don Juan no formó una academia propiamente dicha, pues las academias organizadas al modo de Italia tardarían en aparecer. La abundancia de estas en el siglo XVII favorecería que sus miembros fueran un referente para la Real Academia Española, que, pese a constituirse bajo el modelo ilustrado de la Academia Francesa, consideró que sus obras, sin olvidar los autores de la Edad Media y del propio Siglo de las Luces, se basaran en los del Siglo de Oro, gracias a los cuales, el español había alcanzado su última perfección.
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