6/4/2023 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Cádiz y su Congreso Internacional de la Lengua Española quedan atrás. Vuelvo con la mirada deslumbrada por la luminosidad gaditana y con la cabeza repleta de ideas y de proyectos. No hay nada como reunirse con filólogos, dialectólogos y lexicógrafos para darse cuenta de lo mucho que nos queda por hacer. La infinitud y la complejidad de nuestra lengua y de su historia es un campo fértil, las más de las veces inabarcable, para los que nos dedicamos a investigarla.
Mi última participación en el congreso la dediqué a la influencia de las hablas andaluzas en la formación del español de América. Y repasé esas palabras que atravesaron el mar desde los puertos andaluces de Sevilla y Cádiz, un puñado de palabras viajeras que recalaron en tierras americanas y se aplatanaron hasta hacerse nuestras en ambas orillas, aunque los ecos de algunas se vayan apagando: cojollo, puya, chinchorro, futre, rancho, soberado, empella, traste, agujeta, andancia, guindar, ahilar.
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