1/9/2023 | Ariel Camejo (On Cuba News)
Habrá quien piense por ahí que los números son solo para las matemáticas. Pero lo cierto es que nos resultan de mucha utilidad para lidiar, en términos lingüísticos, con múltiples aspectos de la vida cotidiana. En Cuba, donde ya sabemos que la lengua acompaña de forma permanente a la creatividad y originalidad culturales, los números se han infiltrado lentamente en expresiones que no solo sirven para medir o cuantificar, sino que contribuyen a añadir matices muy singulares a determinadas situaciones.
Si comenzamos en orden ascendente tenemos algunas expresiones que se aprovechan de la noción abstracta del cero para significar nulidad, carencia, pero también negativa, asunto que no procede, etc. Si se dice, por ejemplo, “estoy en cero”, según la situación comunicativa la expresión puede significar que no tenemos dinero, o gasolina en el auto, o que no hemos comido o que nos hemos quedado sin ideas ante un problema que debe ser solucionado. “Me fui en cero” o “en blanco”, sin embargo, indica que no pudimos cumplir con una tarea o alcanzar un bien material. “Pelarse al cero” es pelarse al rape, ideal para quien no gusta del pelo o quiere dar un toque de glamour a la calvicie; mientras que “colgar un cero” es, en jerga beisbolera, dar cuenta de una entrada sin recibir anotaciones del rival. Con valor de negación o no procedencia, encontramos varias alternativas.
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