27/10/2023 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Cuando hace un par de semanas empezamos a fijarnos en unas palabritas tan chiquitas como don y doña, no imaginábamos que las acompañaríamos en un camino tan largo. Las hemos visto funcionando como marcador de rango social y también como tratamiento de cortesía. Todavía las veremos desplegar otros sentidos irónicos o despectivos. Pero antes, hagamos un alto en el camino para aprender, como nos gusta, sobre su ortografía.
Cuando usen por escrito don y doña háganlo siempre en minúscula, a menos que encabecen el texto o vayan detrás de punto. Así la Ortografía de la lengua española nos recuerda que a estas palabras se les aplica la misma regla que la que rige para todos los antenombres, los tratamientos que preceden al nombre propio, ya sea este de pila (don Juan, doña Ana, fray Pedro, san Isidoro, santo Tomás, santa Eulalia, sor Leonor) o apellido (doctor Chaljub, doctora Fernández, licenciado Núñez, licenciada Jiménez).
Más en diariolibre.com