12/10/2024 | Rafael Peralta Romero (El Nacional, República Dominicana)
Las lenguas intercambian elementos de sus respectivos léxicos y de ese modo contribuyen a aumentar su caudal de palabras.
En el caso del español, lo más sensato es que los hablantes se valgan de voces propias y traducir la voz extranjera que nos llega por el mundo de los negocios, de la tecnología, de los deportes, o cualquier otra vía.
Así, en vez de “doping”, usamos dopaje; de “mouse”, ratón; en lugar de “boarding pass”, tarjeta de embarque.
Ante la presencia de un vocablo que no tiene equivalente en español y, por tanto, no puede ser traducido, la adaptación es la forma recomendada, este recurso es muy válido, sobre todo, si resultara inevitable que el extranjerismo sea empleado al hablar español.
Más en elnacional.com.do