12/12/2024 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Nuestras casaberas lo dijeron mejor que nadie. Hablaron de tiempo y de tradición; de seguir escuchando el pasado en el presente, de legado y herencia cultural viva que nos enorgullece.
La moncionera Cándida Castillo nos dijo que cada mordisco de casabe nos recuerda «la rica herencia taína que llevamos en nuestros corazones caribeños». Porque las herencias de los que nos precedieron, más cuando son tan ricas como el casabe, no solo son un legado material, sino que están impregnadas de emociones y sentimientos.
La villamellera Mariela Sepúlveda nos invitó a escuchar «el grito ancestral de los antepasados» y a reconocer «el valor inmensurable de su legado en nuestras tradiciones culinarias». Inmensurable, sí, que no puede medirse, que es de muy difícil medida, como nos enseña el Diccionario de la lengua española.