25/4/2025 | Flavio Crescenzi (Las nueve musas)
Llamamos americanismos a los vocablos, acepciones y giros propios de la América hispanohablante. En este amplio conjunto léxico se incluyen las palabras creadas por los colonizadores para nombrar lo que por primera vez estos veían; las de los idiomas indígenas pronto introducidas en el español; las del español peninsular que pasaron con cambios fonéticos o semánticos al español hablado en el Nuevo Continente, y, por último, las de procedencia extranjera que, gradualmente, se fueron incorporando al español americano.
Las más comunes, sin duda, son las que se tomaron de las lenguas indígenas para designar animales (puma, jaguar, caimán, coyote, guacamayo, colibrí, vicuña, alpaca, cóndor, etc.), cultivos (tabaco, maíz, tomate, papa, cacao, cacahuate, etc.), objetos (canoa, jícara, petate, etc.), lugares (puna, pampa, chacra, etc.), fenómenos de la naturaleza (huracán) y pueblos desconocidos hasta entonces (coya, caníbal, caribe, etc.). La mayoría de estas voces, gracias a la involuntaria pero inevitable difusión llevada a cabo por el español ibérico, pasaron luego a otras muchas lenguas europeas, en algunos casos con ligeras variaciones fonéticas (jaguar, en inglés, se escribe igual que en español, pero se pronuncia /yaguar/), en otros, con algún visible cambio morfológico (tabaco, en inglés, se escribe tobacco).
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