26/9/2025 | Rosario Espinal (Acento, República Dominicana)
Con tantos problemas que hay en el país, incluido en el sistema educativo, parecería trivial que aborde aquí un tema que luce irrelevante en el conjunto de las cosas. Lo hago porque creo que la dicción incorrecta es simbólica de otros problemas educativos.
No me refiero a la entonación en el lenguaje hablado, que claro, cambia de país en país y de región en región. Me refiero a la pronunciación apropiada de las palabras en función de las letras y las sílabas pronunciadas.
Los dominicanos en general tenemos una dicción precaria. Con regularidad, no pronunciamos la “s” al final de las palabras, sustituimos la “r” por “l” en el sur del país o la “r” por la “i” en el Cibao, la palabra “para” se vuelve con frecuencia “pa”, y la “c” que requiere un énfasis especial como en la palabra exacto la eliminamos. La lista de problemas puede ampliarse, pero los ejemplos mencionados muestran la magnitud del problema de dicción de los dominicanos.
Sé que hay una corriente lingüística que considera válidas todas las modalidades de expresión, y no es que esté totalmente en desacuerdo con lo que argumentan. Pero cuando un idioma se machuca de diferentes maneras al hablar, suena mal, y el lenguaje hablado es la presentación primordial de los seres humanos ante los demás.
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