12/12/2025 | Orlando Alba (Acento, República Dominicana)
Como es natural, recurrir al uso del comodín resulta más fácil (más cómodo) que encontrar el término específico más ajustado al contexto.
Antes de comentar sobre el abuso de la palabra cosa, conviene ofrecer un poco de ambientación teórica. A través de la historia de la lengua, han ocurrido cambios que han producido unas veces la restricción y otras veces, la ampliación del sentido de algunas palabras. Un ejemplo del primer tipo es el verbo guisar, que originalmente significaba componer algo, preparar en general, y ahora expresa, específicamente, ‘preparar los alimentos sometiéndolos a la acción del fuego’. Lo mismo sucede con la palabra bebida, usada a veces por antonomasia con el valor de ‘bebida alcohólica’ y que, en el español chileno, por ejemplo, no se refiere, en general, a un ‘líquido que se bebe’, sino a una bebida gaseosa, al refresco.
El proceso opuesto es la ampliación del sentido de una palabra, que puede ilustrarse con el caso de dinero, del latín denarius (denario), utilizada antiguamente para referirse a una moneda romana con un valor determinado. Eso es precisamente lo que ha pasado con la tan repetida palabra cosa, derivada de la latina causa, y que significaba en un principio ‘causa, motivo’.
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