|Cuando pensamos en el diccionario, si es que alguna vez pensamos en él, pensamos en palabras.
10/3/2017 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Pero los diccionarios no incluyen solo palabras. Registran también entre sus entradas prefijos y sufijos, que se representan seguidos (ex-, mini) o precedidos de un guion (-ble, -mente). Conocerlos de cerca nos ayuda a manejar correctamente sus significados.
Entre mis preferidos está el elemento compositivo super-. Pequeñito como es tiene cuatro acepciones en el Diccionario académico. Cuando lo añadimos a una palabra podemos expresar ‘excelencia’ o ‘preeminencia’ (supermujer, superpoder); nos sirve además para indicar el grado sumo de un adjetivo: supergrande, supercaro; es apropiado también para señalar el exceso: superpoblación; en ocasiones tiene el sentido locativo de ‘encima de’: me encantan los superíndices, esas letras o números colocados arriba y a la derecha de una palabra (bota1, bota2).
Cuando formamos una nueva palabra, estos pequeños elementos se funden con la palabra base. Se escriben, por tanto, unidos a ella y como parte de ella son considerados, por ejemplo, para la acentuación: supervisión, supersónico. Super- da lugar a veces a un error ortográfico curioso. Si supermercado, como palabra llana terminada en vocal, no lleva tilde, sí la lleva en cambio su acortamiento coloquial: Me aburre ir al súper
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