«Todo terminó el 7 de febrero de 2003, cuando la ciudad se estremeció tras una explosión que cegó mi vida y la de otras treinta y seis personas que se encontraban en el Club El Nogal», dice un aparte de la novela Mi hermano y su guitarra, reseñada recientemente en la prensa.
Cegó tiene el significado de ‘perdió la vista’, ‘dejó momentáneamente ciego’, ‘cerró algo que estaba abierto’, entre otros sentidos afines, mientras que segó es ‘cortó’ o ‘interrumpió de forma violenta y brusca’. De este último significado sale el uso clásico “le segó la vida”, para indicar que ‘mataron’ a alguien.
En España se confunde segar con sesgar, por lo que aparecen a veces titulares de prensa como «Los accidentes de tráfico siguen sesgando vidas» y «El atentado terrorista del 11M sesgó 192 vidas».
A este lado del Atlántico, en cambio, como pronunciamos igual las sílabas ce y se, se suele confundir cegar con segar, y se ven titulares como este de un periódico de Medellín, «Tres disparos ‘cegaron’ la vida de Gilberto Daza Vega…».
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