6/10/2017 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Manuel Antonio Patín Maceo nació en Santo Domingo el 17 de septiembre de 1895; conmemoramos, pues, el 122 aniversario de su nacimiento. La Academia Dominicana de la Lengua ha honrado su figura y su obra académica. La celebración ha estado presidida por un retrato al óleo de Patín Maceo, obra de Radhamés Mejía, donado generosamente por Mari Loli Pérez de Severino, a cuyas manos llegó en su condición de galerista y coleccionista de arte.
La historia del retrato es digna de su protagonista. Los nuevos administradores del otrora Hotel Comercial, situado en la calle Hostos esquina El Conde, lo encontraron durante una remodelación, arrumbado en un almacén, junto a un antiguo álbum de fotografías.
En torno a la barra del Hotel Comercial, regentada por Juan Chea, se congregaba una tertulia de conocidas figuras capitaleñas. Una tradicional peña, plagada de contertulios intelectuales, abogados, empresarios, arquitectos, escritores y artistas plásticos, germen de movimientos literarios y pictóricos.
La tertulia se celebraba, como lo merecen todas las actividades respetables, con admirable puntualidad, como evoca José del Castillo: de doce del mediodía a diez de la noche, con un receso a la hora de la siesta. Cuando sonaban las diez el chino Chea, armado con un matamoscas, espantaba a los contertulios al grito de «Fuera, borrachos».
Nunca sabremos si el principal aliciente de la peña eran los reputados ajíes rellenos de picadillo de su comedor, de los que se rumorea que eran los mejores del país. Tal vez el éxito se debía a que cada quien tenía su propia botella reservada y marcada con su nombre escrito sobre un trozo de esparadrapo.
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