20/5/2019 | Ramón Oliver (El Economista, España)
«¿Para que piden tanto nivel de inglés si el trabajo es España y con españoles?». Es una queja extendida entre muchos aspirantes a una oferta laboral tras salir, quizá algo trasquilados, de una dura entrevista en la lengua de Shakespeare. Y la respuesta a su legítima pregunta podría ser: «¡Precisamente por eso!». Y es que de un tiempo a esta parte se diría que toda frase de negocios que se precie y aspire a provocar un impacto en su interlocutor debe contener al menos un anglicismo más o menos de moda en su enunciado.
Un buzzword es una palabra o expresión de uso no común que de pronto se pone de moda y parece estar en boca de todos. En el ámbito de los negocios, los de origen anglosajón son los predilectos. Términos como el propio buzzword, lead, engagement, empowerment, go to market, feedback, downsizing, big data, employer branding, mainstream, storytelling la lista es interminable y no deja de crecer. «Siempre ha habido una cierta fascinación por lo que viene de fuera», reconoce Javier Lascuráin, coordinador general en Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA). El problema, añade, es que el «el abuso de extranjerismos innecesarios tiende a reducir el uso de palabras españolas que podrían cumplir esa misma función, casi siempre con ventaja porque son más claras para una gran mayoría de los hablantes».
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