25/11/2022 | Fernando Díaz de Quijano (El Español)
Para Antonio de Nebrija, ser gramático era un orgullo tan grande que, aunque también era latinista, poeta, traductor e historiador, quiso pasar a la posteridad con el sobrenombre de Grammaticus. Así se lo comunicó a la reina Isabel la Católica en la carta en que le dedicó la tercera edición de sus Introductiones Latinae (su famoso manual de gramática latina), en 1495: “Vt Aelius sit praenomen; Antonius nomen, Nebrissensis cognomen, grammaticus uero agnomen ex professione sumptum” (“Sea Aelius el prenombre, Antonius el nombre, Nebrissensis el apellido, gramático el sobrenombre tomado de mi profesión”).
El término “profesión”, por cierto, en aquella época no se solía emplear como sinónimo de oficio, sino, sobre todo, para el hecho de “profesar en una orden religiosa o de caballería”.
Más en elespanol.com