22/2/2019 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
La Eñe de la semana pasada la protagonizó un lapsus gramatical. Ya saben que el protagonismo es fugaz y hoy los lectores se han interesado por el propio sustantivo lapsus.
De la palabra latina lapsus, ‘resbalón’, ‘desliz’, se han derivado en nuestra lengua dos palabras: lapso y lapsus. La primera es fruto de la evolución fonética que experimentó el latín vulgar. Distintas evoluciones de la misma lengua dieron lugar a las distintas lenguas romances: español, gallego, catalán, francés, italiano, rumano, etc. En la evolución del latín al español, por ejemplo, la terminación -us se convirtió en -o: amicus > amigo, hortus > huerto; lapsus > lapso, con tres acepciones en nuestra lengua.
La palabra española lapsus, con la que designamos la equivocación que se comete por descuido, es un cultismo.
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