20/5/2019 | David Gallego (El blog de la Fundéu, España)
Hay que remontarse al año 824 para localizar la primera carta puebla de nuestro país. Se trata de la concedida por el conde Munio Núñez a la localidad palentina de Brañosera, el ayuntamiento más antiguo de España. Resuelto esto, ¿adónde nos llevará una investigación a fondo por los recodos lingüísticos del sustantivo «ayuntamiento»?
Al igual que los partidos políticos forman coaliciones, se escinden o sufren de transfuguismo, así las palabras forjan alianzas, pierden acepciones y mudan de significado a lo largo de su historia. En concreto, ¿conocemos la familia actual y el largo linaje del sustantivo «ayuntamiento»?
Para empezar, este nombre no solo alude a la ‘corporación compuesta por el alcalde y varios concejales para la administración de los intereses de un municipio’, sino también, aunque este sentido resulte hoy desusado, a la ‘cópula sexual’. Tanto en la corporación como en la cópula hay, pues, unión. Y es que ayuntamiento deriva de ayuntar, y ayuntar de adiunctus, esto es, junto.
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