14/6/2025 | Rafael Peralta Romero (El Nacional, República Dominicana)
Por su entronque etimológico con la palabra gente, el gentilicio ha servido para identificar a las personas y ubicarlas en su origen, lo cual es parte sustancial de la identidad del individuo. Una de las acepciones registradas en el Diccionario de la lengua española para el vocablo gentilicio es “Perteneciente o relativo a las gentes o naciones”.
La historia ha marcado los nombres de grandes personalidades de la ciencia, de la política o de la filosofía con el lugar de su nacimiento, para diferenciarlas de otras de igual nombre, ya que vivieron en tiempos en los que todavía los apellidos no alcanzaban su predominio. Así, tenemos a Arquímedes de Siracusa, Heráclito de Éfeso, Jesús de Nazaret, Isabel de Castilla, Fernando de Aragón. Otros nombres de santos y sabios de la antigüedad son recordados por sus lugares de nacimiento: Sócrates de Alopece, Tomás de Aquino, Agustín de Hipona, Pitágoras de Samos. Filósofos actuales suelen referirse a Aristóteles como el Estagirita, porque nació en Estagira, Grecia, unos 384 años antes de Cristo.
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