2/8/2017 | Rafael Peralta Romerio (El Nacional, República Dominicana)
El inquieto periodista Tony Pina es de los que se preocupan por el buen uso del idioma en las redes sociales y en los medios de comunicación. Tony ha preparado el enjundioso artículo que nutre la columna de hoy. A él, gracias por escoger este medio.
A veces quisiera tener un fusil o una bomba y de repente volverme un terrorista, no para reivindicar ideologías ni atentados a la humanidad sino para acabar con tantos asesinos de las palabras que por ahí andan sueltos.
El 4% para la Educación (alrededor de 105 mil millones de pesos), además de que se los están robando impunemente, no sería suficiente para acabar con el antiguo y galopante analfabetismo dominicano, la peor de nuestras asignaturas pendientes.
No les pregunte cómo se escribe eso sino cómo se come el queso. Y no dude que algún listo le diga que su pobreza era tal que sus padres no pudieron enviarlo a la escuela. Sin embargo, para parir o preñar mujeres analfabetos sí que no les faltó tiempo.
Facebook debería, a través del tiempo y su uso masificado, convertirse en un efectivo vehículo para la transmisión del conocimiento de la ortografía, y no un medio para embrutecer más a la gente subiendo tantos videos y fotografías pornográficas.
En el mejor de los casos, a ese tipo de gente Dios debió hacerlos mudos, porque así cometerían menos pecados y serían menos brutos… ¡más gente!
Con frecuencia leo en Facebook el uso incorrecto de palabras comunes o de igual pronunciación, como por ejemplo estas cuatro palabras: haya, halla, aya y allá.
Cuatro palabras que se pronuncian igual, a excepción de allá, que es una palabra aguda, mientras que las tres restantes son llanas, pero se escriben de manera muy diferente y tienen, lógicamente, significados diferentes.
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