El adjetivo insipiente significa ‘falto de sabiduría o ciencia’ por lo que no puede sustituirse por incipiente, que expresa el sentido de ‘que empieza’.
Pese a ello es frecuente encontrar ejemplos en los medios de comunicación en los que se utiliza inapropiadamente insipiente en vez de incipiente: «Una dinámica comercial que comenzaba ya el balbuceo de un capitalismo insipiente en estas economías», «Aunque todavía de manera insipiente, nuestros productos empiezan a dar sus primeros pasos en mercados poco tradicionales» o «Los imperios en su ansiosa búsqueda de riquezas olvidan y abandonan al ser humano, sus familias, sus hatos y su insipiente industria y mueven sus fuerzas a otros confines de América».
El Diccionario de la lengua española registra el adjetivo insipiente, procedente del latín insipiens, -entis, con las acepciones de ‘falto de sabiduría o ciencia’ y ‘falto de juicio’; mientras que el adjetivo incipiente, del latín incipiens, -entis, se refiere a ‘que empieza’. A pesar de que el seseo los convierte en palabras homófonas, son dos términos distintos y no pueden usarse indistintamente.
Así pues, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir «Una dinámica comercial que comenzaba ya el balbuceo de un capitalismo incipiente en estas economías», «Aunque todavía de manera incipiente, nuestros productos empiezan a dar sus primeros pasos en mercados poco tradicionales» y «Los imperios en su ansiosa búsqueda de riquezas olvidan y abandonan al ser humano, sus familias, sus hatos y su incipiente industria y mueven sus fuerzas a otros confines de América».