27/1/2024 | Patricia Álvarez Sánchez (The Conversation)
En la muy recomendable novela La noche de San Juan ( Johannisnacht, 1996), Uwe Timm narra las hilarantes peripecias de un periodista que recibe el encargo de escribir un artículo sobre la historia de la patata. Evidentemente, la patata es una excusa, aunque un poco inocente. Por muy insignificante que nos pueda parecer, la patata ocupa un lugar significativo en el mundo culinario y es, además, un alimento de gran importancia histórica.
Etimología de ‘patata’
La palabra patata (que según el Diccionario etimológico de Corominas procede originariamente del cruce de papa del quechua con batata del taíno) y el alimento al que se refiere son conocidos mundialmente gracias a los empeños de Cristóbal Colón en llegar a la India y así crear una nueva ruta de especias.
Los conquistadores españoles se encontraron en los nuevos territorios con una flora, una fauna y, evidentemente, una cultura, totalmente nueva. Para nombrarlas, se apropiaron de una serie de términos que comenzaron a usar en España y en su literatura durante los siglos XVI y XVII –parece que el primer préstamo léxico fue la palabra canoa– y que se extendieron de allí al resto de lenguas europeas.
Las lenguas como palimpsestos históricos
Muchos otros términos del castellano actual, como aguacate, chocolate y tomate, provienen de algunas lenguas amerindias como el náhuatl y son también fruto de los zigzagueantes viajes de los conquistadores que surcaron yeguas y océanos en busca de tesoros. Estos ejemplos ilustran cómo la etimología –el estudio del origen de las palabras– nos descubre palimpsestos de nuestros mundos, que narran acontecimientos históricos significativos.