31/10/2019 | Domingo Caba Ramos (Diario Libre, República Dominicana)
«Todo idioma tiene que subsistir con las aportaciones que le ofrecen otros sistemas, y esto no degrada ni permite subestimar a la lengua beneficiada. Lo que no debemos admitir es la suposición de que alguna otra lengua es superior a la nuestra, es decir no tener aprecio por la lengua materna… » (Rafael González Tirado)
No sé si se trata de una característica atribuible al género humano, pero lo cierto es que los dominicanos nos solazamos cuando nos identificamos con sociedades cuyo prestigio presumimos está muy encima de la nuestra. Esto se pone de manifiesto en el uso cotidiano de nuestra lengua, la cual suele presentarse abarrotada de voces procedentes del inglés, lengua esta que por pertenecer al imperio de cuya economía dependemos, su uso parece prestigiar al hablante que la práctica. Tal práctica supone una negativa percepción de la mayor parte de los dominicanos acerca del español que hablan y escriben.
“Resulta muy fácil comprobar el sentimiento de inferioridad lingüística de los dominicanos, – apunta, al respecto, el destacado lingüista, investigador y profesor universitario, Orlando Alba – que se manifiesta frente al español que se habla en otras partes. Según los estudios realizados por Alvar (1986), Turley (1998) y Alba (2004), – amplía Alba – muchos dominicanos muestran una actitud despectiva hacia su propia manera de hablar. La consideran menos correcta e inferior a la de otros países hispánicos” (La identidad lingüística de los dominicanos, Editora Búho, 2009)
Los ejemplos sobran:
En un restaurante ubicado a escasos metros de nuestra residencia, leo parte del contenido del menú que en dicho negocio se les oferta a los clientes:
a) Coffe
b) Salads
c) Breakfase
d) Sándwich
e) Drinks
f) Dessets
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