La denominación roble amarillo, referida al árbol ornamental, se escribe con minúscula inicial por su condición de nombre común.
Pese a ello, no es raro encontrar en los medios de comunicación el uso de las mayúsculas en frases como «Los árboles de Roble Amarillo han sido tendencia todo el fin de semana por crear paisajes de gran esplendor», «Los Robles Amarillos ya florecieron» o «El Roble amarillo es el árbol que embellece la ciudad de Santo Domingo».
Tal como indica la Ortografía de la lengua española, no hay razón lingüística alguna para escribir con mayúscula inicial los nombres vernáculos de las distintas especies de animales y plantas: el águila real, la ballena jorobada, el manatí, el flamboyán, la palma de coco, la trinitaria, el roble amarillo…
De modo, pues, que en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir «Los árboles de roble amarillo han sido tendencia todo el fin de semana por crear paisajes de gran esplendor», «Los robles amarillos ya florecieron» y «El roble amarillo es el árbol que embellece la ciudad de Santo Domingo».
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