Hoy no es raro ver frases escritas en español que carecen de signo de apertura al exclamar e interrogar. ¿Es un delito no ponerlo? No, porque las faltas de ortografía no son delitos, pero sí está feo que, seguramente copiando al inglés, la gente escriba «Vamos!» por «¡Vamos!».
Obviamente, al escribir en un grupo de WhatsApp vamos acelerados y a menudo a la gente se le olvida poner el de apertura y hasta el de cierre, pero en otros canales es mejor ser cuidadoso y poner ambos. Hay, cierto es, algunos casos en que puede omitirse de forma correcta ese signo de apertura, por ejemplo cuando aparece un signo de cierre solito entre paréntesis para distanciarse con ironía de un enunciado: «Según Cher, su belleza es natural y no producto del quirófano (!)».
El signo de interrogación no era usado en el alfabeto latino original, lo introdujo Alcuino de York en el siglo VIII. Más tardíamente, al menos desde el siglo XIV, comenzó a circular por Europa su mellizo, el signo de exclamación. En ambos casos, el que se usaba era el de cierre y no el de apertura, ya que el de apertura es un invento español del siglo XVIII.
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