9/4/2021 | Manuel Morales (El País, España)
A un español no le debe extrañar que un mexicano de Monterrey le proponga, como muestra de amistad, salir a chupar unas pollas. Ni tampoco hay que arrugar el entrecejo por que en Perú se diga que alguien perdió la virginidad con una polilla (prostituta). Son dos de los ejemplos por los que la lengua española es, en su unidad, tan rica y diversa según el país que se pise. De ello se ocupa el libro Lo uno y lo diverso, editado por el Instituto Cervantes y Espasa, presentado este martes en la sede de la institución en Madrid. En esta obra se ha invitado a 21 autores de ambos lados del Atlántico a recoger palabras y expresiones del castellano que provocan situaciones divertidas o malentendidos embarazosos por los diferentes significados en función de dónde se pronuncien. He aquí algunas.
“Chupar unas pollas por ahí”. Esto le sucedió a la escritora española Marta Sanz, que cuenta, con humor cuando, con 23 años, dio un curso en Madrid sobre creatividad literaria a un grupo de jóvenes de una universidad del norte de México. Entre caligramas y anacolutos, Sanz y sus alumnos hablaban de los mejores sitios para comer y beber en la capital. Hasta que sucedió lo que ella llama “interferencia lingüística”, cuando un joven le propuso: “Maestra, ¿quiere venirse hoy con nosotros a chupar unas pollas por ahí?”. La autora de Farándula recuerda que nunca había tenido “un grupo tan desinhibido”. A punto de perder pie y por su gesto, el alumno entendió: “Sí, a tomar unas cañas como ustedes dicen”. “Hecha la aclaración”, dice Sanz, “les aconsejé que no entraran en los bares madrileños con desparpajo anunciando que querían chupar unas pollas”.
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