22/5/2020 | Roberto Guzmán (Academia Dominicana de la Lengua)
CAMBUMBO
“. . .de hacer acopio de este preciado líquido en CAMBUMBOS, barriles, tanques. . .”
La voz del título es otra que tiene curso corriente en el habla de los dominicanos. Por más señas, solo circula en el país de los dominicanos y, claro en todas partes donde hay dominicanos en el mundo.
Algunos datos con relación a esta voz deben ponerse de relieve. Don Pedro Henríquez Ureña no menciona esta voz entre las que recogió en El español en Santo Domingo obra publicada en 1940. El Lic. Patín Maceo al concluir su obra Dominicanismos en 1939 tampoco consignó la voz que aquí se estudia. La documentación que existe de la voz cambumbo data de 1949 en la obra Orégano de Vigil Díaz.
Las fechas que se han retenido más arriba hacen pensar que la voz en cuestión se popularizó en los años cuarenta. Esto no asegura que no existiera antes, pero es dudoso que así fuese; pues es poco probable que pudiera escapar a la acuciosidad de los dos estudiosos mencionados.
Carlos Esteban Deive es quien trae primero la nota acerca del uso que hace Díaz de la voz sometida aquí a estudio. Deive define la voz, “Vasilla o recipiente de tamaño, material y uso muy variado.” [Se respetó la ortografía del original. Debe decir vasija]. El cambumbo de la cita es de hojalata. Diccionario de dominicanismos (2002:49).
No todos los estudiosos coinciden en la descripción del cambumbo. D. Francisco dePadua en su obra Aiguna palabra dominicana solo modifica el tamaño, escribe que es de “mediano tamaño” y le asigna un fin determinado, “para transportar líquidos”.
Orlando Inoa repite la cita de Vigil Díaz. Transcribe, “llevaba terciado un cambumbo de hojalata, oxidado, repleto de títulos falsos”, Diccionario de dominicanismos (2010:55). Este escritor para la acepción solo asienta, “recipiente”, con lo que demuestra ser muy cauto.
El Diccionario del español dominicano (2013:136) trae dos acepciones para el cambumbo. La primera es, “Canasto de mimbre u otro material con distintos usos”. La segunda es, “Vasija o recipiente”.
En los años cincuenta del siglo XX el autor de estas notas recuerda el cambumbo de la ropa sucia de su familia que era tejido de la fibra de palma o de cabuya. Era cilíndrico de unas treinta pulgadas de alto por quince pulgadas de circunferencia. La boca y el fondo eran del mismo diámetro. Luego fue testigo de la aparición de otros tipos de cambumbos más pequeños y fabricados con cartón y otros materiales.
El cambumbo dominicano no se encuentra aislado en el habla. En Chile tienen un recipiente semejante por su nombre es, cambucho que vale para nombrar un recipiente para papeles inservibles y para el canasto de la ropa sucia.
El chusco desea que antes de concluir notifique a los lectores que no hay prueba alguna de que la voz “cambumbo” tenga relación con la lata del inglés y aquel voluminoso instrumento de percusión, el bombo. Nada de ligar can y bombo. Insiste, no obtuvieron este nombre lanzando una lata escaleras abajo, can, bum, bo.
Puede observarse con la lectura de esta sección que el concepto de lo designado por la palabra del título ha evolucionado, de modo que las acepciones redactadas de modo amplio son en la actualidad las más adecuadas.
MALANDRINADA
“Y esas MALANDRINADAS. . .”
No puede negarse que en muchas ocasiones cuando el lector encuentra una voz que le es desconocida puede manifestar repulsión; pero puede también manifestar simpatía por lo desconocido.
Se produce una curiosidad por lo ignorado y el lector tratar de adivinar el sentido de la voz en cuestión. Si descifrar el significado de la voz recién descubierta se hace difícil a pesar del entorno, entonces algunos lectores abandonan la búsqueda y hasta la lectura.
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