5/9/2025 | María José Rincón (Diario Libre, República Dominicana)
Los sillones de la Academia Dominicana de la Lengua tienen su propio nombre. En la materialidad de su ser de madera noble cada uno de ellos ostenta una letra tallada.
Simbólicamente a cada académico que ocupa un sillón se le asigna una letra concreta. Esa es la tradición en nuestra Academia, tradición que compartimos, emulando a la Real Academia Española, muchas de las academias de la lengua española repartidas por este mundo nuestro que habla español.
Esa letra significa mucho para nosotros, y se vincula para siempre con nuestra tarea en favor del idioma; se convierte en santo y seña, en la divisa menuda y concisa del compromiso que adquirimos cuando nos reciben como académicos de número.
Los sillones y las letras de la Academia Dominicana de la Lengua están de luto. Cuántos seres humanos valiosos hemos perdido desde la dolorosa muerte de mi querido y admirado don Federico Henríquez Gratereaux, quien fuera nuestro subdirector, en octubre de 2024.
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