Dos de los latiguillos políticos más delatores pueden ser «mire usted» y «vamos a ver».
En el caso de «mire usted», no se trata de la expresión amable con la que se le empieza a explicar a alguien cómo se llega hasta el ambulatorio, pongamos por caso; sino de un «mire usted» altanero y condescendiente.
El dirigente político o el portavoz que lo pronuncia de esta forma —o al menos así se lo parece al arriba firmante— suele adoptar una actitud admonitoria, a la vez que de cierto fastidio por verse en el brete de explicar algo que se habría ahorrado si de su propia iniciativa dependiera.
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